EL PRINCIPE ZAPATILLAS

Esta es la historia de un niño que vive en un pueblecito que está en un pequeño planeta, después del Sol y a la derecha de Plutón. La gente de su pueblo casi siempre es alegre. Todos bailan y esto, ¡es agotador!. Por eso, a veces también necesitan descansar. A este niño le gusta hacer muchas cosas: le gusta leer, pisar charcos, montar en bicicleta, unos días le gusta ir al cole, otros no, le gustan los macarrones y le encantan las lentejas. Pero sabéis ¿que es lo que más le gusta? Lo que más le gusta es BAILAR.


¿Y sabéis como se llama? Su nombre es Jota pero todos sus amigos le llaman Zapatillas por que así se apellida. Su madre siempre dice que ya antes de nacer bailaba en su barriga.

Pero esto no es tan raro siendo hijo de los Reyes de la Danza.
Pues bien ahora que conocéis un poco a Zapatillas ya sabéis que lo que más le gusta es bailar, pero y a vosotros, ¿os gusta bailar? Nosotros esperamos que si… al principio ya sabemos que cuesta un poco y más si sois tímido pero no tengáis miedo de bailar despacito o a trompicones. A nosotros no nos importa. Además, seguro que cada vez lo hacéis mejor.

El rey de las danzas esta preocupado. Y es que Zapatillas no quiere bailar. Anoche soñó. Tuvo un sueño divertido y en color. Soñó que bailaba una danza especial, soñó que jugaba también a bailar y soñando y bailando se despertó con la ídea de que quería un calzado especial y que sin él nunca más volvería a bailar.


Se acerca el gran Día de las Danzas del Mundo y el Rey no puede celebrarlo sin su bailarín principal. Así que ha convocado una rueda de prensa para que todo aquel que crea que tiene un calzado singular vaya a palacio a mostrar su manera de danzar.


Y aquel que consiga que Zapatillas vuelva a bailar será su pareja en un día tan especial.

De los lugares más lejanos que te puedas imaginar comenzaron a llegar artistas, bailarines, danzantes, y espontáneos sin par. El ujier real los hacia pasar de uno en uno al salón real donde estaban el rey y el pequeño Zapatillas.

La primera bailarina  llegó a palacio con un bonito vestido de tul y le enseñó al príncipe sus zapatillas.

El Príncipe le pregunto: -¿Dónde vas con esas zapatillas?-

La bailarina le contó que bailaba en una compañía de danza clásica y que sus zapatillas se llamaban puntas.



Pero a Zapatillas le pareció demasiado complicado.

 
Entonces paso una bailaora de flamenco con una bata de cola negra con lunares blancos y unos zapatos rojos.

Y el Príncipe volvió a preguntar: -¿Dónde vas con esas zapatillas?-

La bailaora le mostró sus zapatos de tacón  y le hizo un zapateao  para ver si el príncipe sonreía.


Pero de estos zapatos no le gustó el color y la bailaora se fue con su gracia a otro lugar.

 
Al cabo de unos días del más lejano Oriente llegó una bailarina ante el Príncipe Zapatillas, con una llamativa indumentaria dorada y un gran tocado, y cuando estuvo ante el principe le hizo una respetuosa reverencia.

Como de costumbre el Príncipe preguntó:
-¿Dónde vas con esas zapatillas?-

La bailarina le explicó que bailaba con unos pequeños escarpines utilizados desde las más antiguas dinastías chinas.

La música comenzó a sonar y todos en el salón real quedaron maravillados;


Aún así el Príncipe hizo pasar a la siguiente bailarina.

Los pies de la siguiente danzante que entró en el salón llamaron la atención de todos los presentes. Era una pasiega vestida con una bonita saya amarilla, chaquetilla de terciopelo y un pañuelo de seda envolviendo su moño.

Cuando estuvo ante el Príncipe este le preguntó:
- ¿Dónde vas con esas zapatillas?-

La Pasiega le contestó que su calzado eran unas albarcas de madera que servían para preservar los pies del agua ya que en la región donde ella vivía
llovía todos los días. También le explico que le iba a bailar una alegre y vivaz danza.



A Zapatillas le gustaron mucho las albarcas pero como donde el vivía casi nunca llovía espero a que viniera la siguiente bailarina.


La siguiente bailarina que se presentó ante Zapatillas vestía ropa deportiva y tenia unos andares algo particulares, como si se balanceára de un lado a otro.

Así que como os imagináis el Príncipe le preguntó:

-¿Dónde vas con esas zapatillas?-

La chica le contó que ella bailaba con zapatillas deportivas un estilo de baile que había nacido en la calle y que se llamaba street dance.




A Zapatillas tampoco le gustó este baile le pareció que había que hacer demasiado ejercicio.


Al cabo de unas horas el ujier del palacio anuncio que desde Navarra venia una danzarina a ofrecer su mejor baile.

Y el Príncipe le preguntó: -¿Dónde vas con esas zapatillas?

La danzarina le enseñó su calzado de piel con cintas y le explicó que iba a interpretar una danza de simetría, de tal forma que lo que hacía con el pie derecho lo repita también el izquierdo.


Pero Zapatillas era muy pequeño y todavía no tenia muy claro cuál era el pie derecho y cuál el izquierdo.

Los Reyes de las danzas están desesperados, Zapatillas no se decide por ningún calzado y cada vez esta más cerca el día tan esperado.

Desde Argentina llegó una impresionante tanguera con un ajustado vestido rojo.

Pues bien, cuando llegó ante Zapatillas este le preguntó:

-¿Dónde vas con esas zapatillas?

La bailarina le dijo al Principe que ella bailaba tango con unos zapatos de tacón de aguja y que lo mejor era que disfrutará viéndola bailar ya que su danza era puro sentimiento.


Pero Zapatillas pensó que aquellos zapatos eran extremadamente altos y que no iba a saber andar con ellos..... Así que hizo pasar otra bailarina.

Con un llamativo traje de diferentes colores que llevaba una curiosa gorra adornada con un espejo se desplazo elegantemente por el salón del palacio una joven danzante hasta llegar ante el Príncipe que le pregunto:

-¿Dónde vas con esas zapatillas?-
La danzante le mostró unos zapatos negros con borlas y a continuación se coloco para interpretar sus sones cacereños.



Al Príncipe aquellos zapatos le parecieron muy viejos así que esta danzante también tuvo que marcharse sin más.

Un poco más tarde llegó al palacio una pareja de bailarines de salsa a mostrarle a Zapatillas su manera de bailar. El Principe le preguntó:

-¿Dónde vas con esas zapatillas?-

La bailarina le enseño sus zapatos de baile y se dispuso a bailar una movida salsa.

Pero a Zapatillas le pareció un baile excesivamente rápido.
De repente entró a palacio un grupo de Mariachis inundando el salón con su alegre música acompañados de una bailarina Mexicana.

Y a que no sabéis que le preguntó el Principe:

-¿Dónde vas con esas zapatillas?

La bailarina le enseño unos bonitos botines y comenzó a bailar con su vistoso vestido.




Cuando la bailarina terminó de bailar todos los que estaban en palacio estaban encantados y aplaudieron muchisimo ante tal espectaculo de colorido, pero Zapatillas pensó que con las botas le dolerían los pies.


Cuando los Reyes lo daban todo por perdido apareció en el salón real una joven muchacha que se había enterado que había un Príncipe que se llamaba como un baile que ella se sabía desde pequeña.

La última danzante venía desde tierras murcianas, llevaba un colorido refajo de flores y un peinado que llamo la atención del Príncipe.

Cuando la bailarina estuvo ante Zapatillas, ¿a qué no sabéis lo que le pregunto?:
-¿Dónde vas con esas zapatillas?-

-¿Dónde vas con esos lindos pies?- le contestó la danzarina.

-¿Cómo?-dijo el Príncipe

Que por qué no bailas con esos lindos pies. Yo bailo con unas esparteñas cuando voy vestida así pero no solo uso este calzado para bailar, incluso me encanta bailar descalza…. Lo importante para bailar no es el calzado uses sino que te diviertas haciéndolo.

El Príncipe se quedó un rato callado y de repente le contestó:

-Sabes que llevas razón-.

Así que la Jumillana se colocó para mostrarle a Zapatillas la Jota que llevaba su nombre e invitó a todo el mundo a participar.


Y así fue como la Jota de las Zapatillas se convirtió en el baile inaugural del Gran Día de las Danzas.

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1 comentarios:

Anónimo dijo...

que risa las madres bailando jaja

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